Estado de la Nación Debate. Pinocho Sánchez & Miss Yoli. El Maquillaje de la Inflación

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Updated: julio 15, 2022

La noticia de la semana ha sido el debate del Estado de la Nación. Prácticamente no se ha hablado de otra cosa, a excepción de la ola de calor y los “Sanfermines” de Pamplona.

Lo que es más sorprendente después de tantas horas de debate, es que no nos han aclarado realmente en “qué Estado nos encontramos”. Básicamente porque ninguna de las previsiones que hizo Pedro Sánchez a principios de este año se ha cumplido, ni con los precios, ni con el crecimiento.

Se tiene la sensación de que la mayoría de los ciudadanos tienen muy claro que nuestra situación no es precisamente de Buena Esperanza. Más bien lo contrario.

El debate, en suma, ha sido más-de-lo-mismo. Tras la debacle electoral que sufrió la izquierda en Andalucía (nunca el PSOE había perdido unas elecciones en Andalucía) Pedro Sánchez y su equipo de genios ha utilizado el debate del Estado de la Nación para vender más humo.

La mayoría de los medios de comunicación de este país- que están en realidad en manos del Gobierno a través de la publicidad institucional que éste utiliza para comprar voluntades – afirman a los 4 vientos que Pedro Sánchez ha salido fortalecido del debate. Vamos, que los medios de comunicación han puesto en marcha la operación “Salvad al desahuciado Sánchez”.

Pedro Sánchez ha anunciado a bombo y platillo que va a poner un impuesto extraordinario al sector bancario y al sector energético. Una medida populista para hacer mucho ruido pero con pocas nueces. De entrada porque este impuesto se tiene que aprobar el año que viene. Como diría José Mota, si hay que aplicar un nuevo impuesto, se aplica. Pero hoy no, mañana. Pretende recaudar 1.500 millones extra de la banca y 2.000 millones de las empresas eléctricas, gasistas y petroleras.

Estas medidas recuerdan las medidas populistas adoptadas por el gobierno peronista de Cristina Kirchner en Argentina y las de Hugo Chávez en Venezuela. Con sus nefastas consecuencias para ambos países.

Convertir a la banca y a las energéticas en el chivo expiatorio de lo que este Gobierno no sabe resolver, no es una buena decisión. Si rompes las reglas del juego a mitad de partido -e incautas beneficios, creas inseguridad jurídica a esas empresas. Mantener productiva y eficiente a la industria energética cuesta mucho dinero en tecnología, I+D y recursos humanos. Cuando Hugo Chávez metió la mano en la empresa petrolera estatal literalmente hundió en pocos años. A finales de 1994, antes que Hugo Chávez llegara al poder, la petrolera estatal era la segunda más importante del mundo. Producía cerca de 3 millones de barriles diarios y competía de tú a tú con la poderosa compañía saudí Aramco y era más importante que la americana Exxon, la británica British Petroleum y Royal Dutch-Shell (la holandesa-americana).
En 2020, la petrolera estatal de Venezuela extrajo una media de 400 mil barriles diarios. Ha caído a niveles de 1930. El propio gobierno de Maduro dice en Argentina, gracias a los controles de los peronistas, los cortes de luz por razones técnicas (es decir, falta de inversiones y modernización de las redes) están a la orden día.

El problema que tenemos con los gobiernos populistas, como Podemos y compañía, es que no entienden las raíces básicas de la creación de riqueza en el sistema actual. No puedes montar un negocio sin capital. O tienes el dinero para invertir o lo pides prestado. Sin inversión no hay negocio privado y … no hay impuestos que valgan.

El Estado del Bienestar no lo financia el Gobierno, lo financian las empresas privadas que generan beneficios y pueden pagar impuestos. Pero, todo tiene un límite.

¿Y el ambiente en el Parlamento durante el debate del Estado de la Nación?

Un ambiente claramente amañado para “salvar al desahuciado Sánchez”. Me recordaba la pantomima de recepción que le organizaron las chicas de su Gobierno cuando vino de Bruselas después de conseguir los 140.000 millones de euros de Europa. Por cierto, ¿dónde están esos 140.000 millones? En lo que va de año el Estado español solo ha podido ejecutar un 7 por 100 de lo presupuestado para este año.

A quién no vi especialmente contenta fue a Yolanda Diaz, la Ministra de Trabajo, la meiga gallega que, con su pócima administrativa y conjuros mágicos de la señorita Pepis, convirtió los contratos temporales en fijos discontinuos. Es decir, simplemente les cambió el nombre. Esa es su gran reforma laboral.

Hay que reconocer que la estilista y el coach de Yolanda Díaz se están ganando el sueldo con su cambio de look. Cuando esta mujer llegó daba un poco de pena. Ahora, su cambio estilístico ha sido radical. Colores claros, dinámicos y atrevidamente ejecutivos. Lo que más me llama la atención es su melena exótica y voluminosa. Una melena muy sugerente -nada feminista- que es la envidia de Irene Montero.

No la vi contenta, pese a que no para de reírse (por Dios!!! esta mujer debe terminar el día con unos calambres de mandíbula que no veas). No sé porque ríe, pero se ríe todo el tiempo. No la vi contenta porque Sánchez le robo el guion a traición. A los demás miembros del Gobierno los vi, como siempre, totalmente planos. Viven a la sombra de Pedro Sánchez para y por el líder.

https://youtu.be/6WcTSgiOUgk

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