Y luego diremos que queremos a Orihuela

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Updated: julio 20, 2022

Fernando Martí, Presidente de la Asociación Reinas de las Fiestas de Orihuela: Es imposible digerir la polémica que se ha generado con el Boato del Embajador del Bando Moro durante la puesta en escena de algo que debía ser bonito, atractivo, festivo. Es imposible que en mi mente pueda dejar entrar la noticia de que Orihuela es racista porque unos hombres de color lleven sobre sus hombros al Embajador y parte de su familia. Al parecer el problema es porque son de color no porque sean hombres o mujeres transportando algo sobre sus hombros porque sino habría que ver qué calificativo se le pone a llevar a Nuestro Padre Jesús sobre los hombros de costaleros en este caso blancos o las costaleras de la Mujer Verónica de Elche que son mujeres. Las ganas de crear polémica de un periodista que se ofende al considerar esclavitud en pleno siglo XXI que varias personas del sexo o del color que sean trasporten a hombros a unas personas que están recreando lo que consideran parte de una obra de teatro es como si pusieran el grito en el cielo cada año por recrear la pasión y muerte de Jesucristo. Pero lo malo no es la opinión de ese informador. Lo malo es que una vez más Orihuela sale en los medios de comunicación nacionales por algo negativo. El trabajo y esfuerzo de personas que año tras año tratan de «vender» Orihuela como una ciudad encantadora, con grandes monumentos y una gran riqueza patrimonial. Donde queremos mostrar una Semana Santa y unas fiestas de la Reconquista de interés turístico internacional y nacional para que nos visiten.

Donde el esfuerzo de muchos oriolanos entre los que se encuentran nuestras Reinas promocionando nuestra ciudad, invitando a visitarla, a disfrutar de nuestras playas, nuestra gastronomía queda eclipsado por los propios oriolanos capaces de decir que son más oriolanos que el Seminario y que echan lodo al nombre de nuestra ciudad por algo que no tiene ni pies ni cabeza. No he visto quejarse de cosas verdaderamente importantes, por ejemplo que los músicos vayan tocando a pleno sol con más de 40 grados. Que nadie promueva un cambio de horario al pasacalles del Oriol por ejemplo. No he visto ni oído quejas sobre el estado de la ciudad o el cierre de comercios que afecta a nuestra economía. No he visto ni oído quejarse del deterioro de un barrio como el Rabaloche donde han desaparecido la mayoría de las empresas que había. Todo eso no interesa porque no vende ni causa polémica. Montamos un pollo porque alquien insinúa que trabajar llevando en los hombros a un Embajador de Fiestas de Moros y Cristianos es racismo pero no abrimos la boca cuando personas parecidas están trabajando en unas pésimas condiciones en invernaderos por ejemplo. Y de paso como somos más poetas que Miguel Hernández escribimos cada uno un relato que recorre el mundo a través de las redes sociales pensando que somos muy oriolanos subiendo el nombre de nuestra ciudad como algo maravilloso, como una ciudad racista. Olé mis cojones como diría el otro. Esto sí es amor a Orihuela. Sería maravilloso que cuando vayamos a representar a Orihuela en otras ciudades nos recibieran diciendo, «mira estos son los del pueblo ese que tratan a los negros como esclavos». Así nos va.

Esta entrada pertenece a La Onda Digital.

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